Jesús reserva su manso y humilde corazón para esas personas que se arrepienten.
Antes que Jesús describiera su corazón, Él reprendió a esas ciudades que no se arrepentían, mostrando su corazón de justicia:
«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! … ¡Ay de ti, Capernaúm! … Les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti» — Mateo 11:20-24