No es necesario hacer grandes campañas evangelísticas para que la buena noticia sea plantada efectivamente. ¡En realidad, dar nuestro testimonio a personas cercanas a nuestra vida es mucho más efectivo!
Según el Instituto Americano de Crecimiento Eclesiástico, el 75% de las personas llegaron a la fe mediante de la influencia de amigos o familiares.
Una sola alma humana es de inmenso valor para Dios, por ende esto nos llama a cultivar relaciones fuertes y verdaderas, para que por medio de esos lazos y usando nuestra vida como testimonio, Cristo pueda llegar a sus corazones.